sábado, 30 de noviembre de 2013

Hazme suave el instante

 

Este escrito me lo ha enviado alguien muy particular a quien desde ya puedo considerar un ser especial. Gracias por permitirme leer esto tan sutil “E”…

Hazme suave el instante
Alberto Masferrer (El Salvador, /1868 - 1932)

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Hazme suave el instante.
Mañana, esta noche quizás he de partir.
Y será para no volver...para no volver jamás...jamás.
Pasarán milenios y edades y eternidades
y yo no volveré.

Rodaremos de mundo en mundo
por toda la inmensidad de los cielos
y no volveremos a encontrarnos.
Y aún si nos encontramos aquí mismo,
una y otra vez, no sabrás quién soy yo,
ni yo te reconoceré.

Porque solo se encuentran los que se compenetran:
los que vencieron la barrera de la separación,
los que se adivinaron y sacrificaron,
unos en aras del otro
los miles de egoísmos del ser.

Por eso hazme suave el instante, porque una vez muera,
una vez la primera palada de tierra
caiga sobre mi féretro,
ya nada servirá que me llores y que te lamentes
de no haberme endulzado el amargo vivir.

Ahora que vivo o padezco,
todo es hiel o miel para mi alma.
Una sonrisa, una palabra, una mirada,
un simple gesto cordial, es medicina y alivio
para mi corazón atribulado.
...Después ya perdido en las tinieblas del sepulcro,
nada me servirá.

Ahora me puedes dar amor,
después solo palabras vanas y lágrimas tardías.
Por eso, hazme suave el instante,
hazme suave el instante
si es que sientes deseos de endulzarme el amargo vivir.