viernes, 22 de noviembre de 2013

Cerrando puertas

puerta cerrada

Ayer me tocó tomar una decisión que me cuesta en el alma, pero la tomé y para asegurarme de no volver sobre mis pasos, he cerrado la puerta de un templón de la peor manera posible. Que me siento mal por eso es cierto pero de que era necesario, no hay duda.

A veces siendo personas seguras y plenas, nos equivocamos. Creemos ver lo que no existe y creemos estar donde no hay espacio.

Damos mil vueltas y volvemos siempre al mismo punto de partida (como dicen en Venezuela, "tanto nadar para morir en la orilla"). Tratamos de salir pero la costumbre - porque somos animales de costumbres - se apodera de nosotros. Porque tenemos apegos, porque creemos con toda la fuerza del corazón que si seguimos insistiendo lo vamos a lograr...

Pero eso no siempre funciona. Y nos damos golpes contra una misma piedra mil veces, hasta que alguien nos dice con tristeza "Tranca la puerta de golpe para que se trabe y no puedas volver ni que quieras"... y eso hice.

Me siento mal por eso pero a la vez me siento tranquila. Porque el dolor siempre es algo pasajero que nos recuerda que no somos intocables y que somos humanos y por ende, estamos a veces bien y a veces "menos bien"

Algo que aprendí de este tiempo extraño de mi vida es que no todo es lo que parece. Que como en el cuento de caperucita, hay lobos con trajes de cordero (incluyéndome)  y viceversa. Que mi interior es más salvaje de lo que jamás imaginé y que al cerrar la puerta así, no me alegro en lo más mínimo pero que a veces, el fin si justifica los medios.

D-os sabe cómo hace las cosas. Yo supongo que ha tenido esto un propósito (aún no se cuál pero si que debe tenerlo)

He perdido mucho, más de la cuenta y asumo la responsabilidad de eso por no haber cerrado esta puertas antes, aunque no me arrepiento porque cada cosa que intenté, la intenté de corazón. Solo que a veces no se puede actuar solo con el corazón sino que hay que actuar con la razón…

Shalom a cada persona que conozco y a cada quien que me lee. Con vergüenza digo que dejé a un lado lo verdaderamente importante y distraje mi paso dejando a un lado a esas personas maravillosas que D-os ha puesto siempre en mi camino.

Hoy he llamado a la mayoría y mañana continuaré. Solo para disculparme por el abandono este tiempo y para decirles tal como lo escribo aquí a la vista de todos, que lamento haberme apartado de quienes tanto me dan. Les quiero (y a quienes no conozco pero me siguen leyendo pues también un abrazo lleno de luz).

Porque eso si, la luz no se puede apagar..

Shalom