La verdad sea dicha, hoy estoy muy confundida. Normalmente se bien lo que tengo que hacer (incluso si no lo hago). Pero hoy ha pasado algo que me ha dejado confundida y que reta mis emociones que de por si son algo complejas.
Mi anhedonia está luchando por subir de nivel y yo contra ella, lidiando como siempre. Y no es sencillo. Es una batalla constante entre el sentir y el dejar de hacerlo.
Entonces, cuando siento que se me desvanecen las fuerzas, pasa alguna cosa (supongo que D-os las manda a propósito como un salvavidas) y la lucha se hace un poco más equilibrada.
Muchas veces esa lucha se libra y llegan mis sobrinitas o mi increíblemente alta capacidad de observación transparente (llámese indiferencia natural) ante ciertas cosas de la vida que para muchos arman el cuadro de la cotidianidad... o simplemente un aguacero o un mensaje o una llamada inesperada...Cualquier cosa que me hace reflexionar sobre mi necesidad constante de no volverme a desprender de mis emociones...
Hoy ha sido la mezcla de muchas cosas que por un lado me empujan a sentir y por el otro, me empujan vía contraria diciéndome a voz viva que deje de hacerlo...
Y terminé haciendo lo mejor que se me ha ocurrido: Escribir algo que por cierto, no mostraré en este blog pero que me ha llenado de mucha satisfacción.
La vida te lleva en un segundo a la cima del cielo y desde allí, todo se ve pequeño. Pero a la vez, desde allí todo se ve mejor...