miércoles, 24 de agosto de 2011

La Fe va de la mano con la superación

incertidumbre Hay momentos en los cuales nuestra Fe o Fuerza Espiritual o Fuerza Energética es sometida a prueba. Los problemas que normalmente suceden a otros, se nos acercan y nos acorralan como si fuesen pequeños o grandes delincuentes esperando nuestra irremediable caída.

Algunos optarán por sucumbir sin siquiera luchar, dando paso a la desesperanza perenne. Otros, no caerán en el problema sondeando el mismo y esquivando la situación, de la manera que sea y pueda ser. Y otros, podrán caer pero luego levantarse. Como vemos, opciones hay.

Tropezar y de hecho caer, en la mayoría de los casos no es un pecado, a veces ni siquiera un error pues no siempre sabemos que esas cosas nos podrían suceder. Confiamos demasiado y cuando nos damos cuenta, tenemos un problema de la magnitud que nuestros sentimientos le perciban.

El punto no es ese entonces. El punto es determinar qué hacer para no caer o qué hacer para salir y superarlo si ya hemos caído. El no caer implica observar y evaluar fríamente las circunstancias que se nos presentan, o bien tener ya la experiencia para identificar el problema. Pero no es una garantía que nos permita asegurar que no entraremos en el mal juego del problema

Si hemos caído, lo más complejo e importante, es no perder la Fe ni la esperanza, sin ellas, no hay mucha opción para superar la situación. Y el truco es básicamente plantearnos con objetividad las opciones, consecuencias de cada opción y la expectativa y proyección de la solución a corto, mediano y largo plazo.

Si estamos inmersos en un problema, no vale ya mucho preguntarse de quién es la culpa pero si cuál es nuestra participación o papel en él. ¿Somos causa, somos consecuencia,somos corresponsables, somos partícipes casuales, somos víctimas, somos victimarios, somos el problema en si? No culpabilizar es esencial, por muy difícil que sea. Sin embargo hay que definir las responsabilidades que nos permitan establecer los posibles roles en la solución. Por ejemplo, si es un problema de salud y detectamos que somos responsables por haber actuado en forma riesgosa (por ejemplo, beber en exceso), es importante entonces que asumamos un rol protagónico en la solución, definiendo nuestras acciones presentes y futuras para dejar de beber y por ende dejar de sufrir las consecuencias de ello. Un acción válida en ese ejemplo, es buscar ayuda médica y psicológica en caso de alcoholismo o la de ocupar el tiempo para evitar beber. Son ejemplos pero cuyo principio se aplica para todo problema: Trazar estrategias para eliminar o minimizar la fuente real y primaria del problema y suprimir así su consecuencia.

Si el problema ha sido una separación, más que culpabilizar cabe preguntarnos qué ha sido lo que no hemos contemplado. Por ejemplo, aceptar una relación sin conocer bien a la persona y a partir de ello cambiar esta actitud ante cada nueva posible relación; dándose el tiempo necesario para conocer a esos seres que se nos presentan y evaluar si realmente cumplen con nuestros niveles de compatibilidad. No hacerlo, significaría arriesgarnos a cometer nuevamente las omisiones que nos han llevado al problema que queremos y debemos resolver.

La fe juega un papel importante en todo esto: Sin fe, perdemos la esperanza de resolver situaciones porque perdemos también la motivación. Así que cuando tengamos problemas, sirve - y de mucho - buscar a alguien que nos pueda orientar y motivar y además, buscar la manera de conectarnos a nuestro Ser Supremo o a nuestra Energía Suprema, como lo queramos ver. Es sabido que esta actitud, enciende la capacidad de lucha basada en la esperanza de mejores tiempos y resultados.