domingo, 4 de abril de 2010

Atribuciones indebidas

no opine ni vea ni oiga A veces como que se nos olvida nuestra verdadera posición y alcance ante una situación dada. Cometemos el error de asumir que tenemos derecho a tomar decisiones o emitir opiniones que no nos corresponden; y no se trata de la fe (buena o mala) con la que lo hagamos pues es casi seguro que si lo hacemos, lo hacemos por convicción, por creencia, por tener la falsa concepción de un derecho que nadie nos ha otorgado.

El punto es que asumimos que tenemos la razón y una perspectiva realista. Y quizá sea cierto pero la verdad sea dicha, es que posiblemente nos estamos excediendo tomando parte de acciones que no están en el radar de nuestro alcance o de nuestras atribuciones.

barrera paso 1 No es sencillo darnos cuenta. Estamos muy convencidos de que estamos haciéndolo bien, haciendo lo correcto, pero no se trata de estar en lo correcto sino en lo viable. Hay que recordar que cada quien es como es y que cada quien hace de su vida el saco que desea. Cada quien es pues, dueño de su espacio, de sus acciones, de su proceder, de sus estilos de vida y de sus decisiones; y muy factiblemente nuestra opinión (o la de cualquiera) solo le ocasionan molestias o incomodidades. Esto se resume, es respetar los límites que tácitamente existen.

Son muchas las veces en las que opinamos e incluso actuamos como si ese entorno, ese espacio, esa vivencia, ese sentimiento o esa existencia, fuesen nuestras. Dictaminamos como si nuestra experiencia fuese la correcta y como si nuestro actuar fuese el preciso y necesario. Pero hay que entender, cueste lo que cueste, que las personas dueñas de ese elemento o esa situación, son los únicos que realmente tienen que decir, actuar, razonar o decidir sobre "eso" que activa nuestras palabras, ideas o acciones.

espacio vital ente dos personasNo es tan sencilla la lección, porque son creencias muy reales esas que nos indican que el supuesto “deber ser” es el que estamos nosotros haciendo… Pero hay que aceptarlo: No somos los que tenemos el derecho a decidir u opinar sobre lo que no es nuestro… Se trata entonces de vivir y dejar vivir... Vivir en el lugar de uno y no en el lugar del otro... Vivir en el espacio y alcance que nos corresponde, sin meternos en el espacio y alcance del otro, aplicando el “juntos pero no revueltos” necesario para llevarse bien con todo el mundo... Opinar sobre lo nuestro y no sobre lo ajeno... Arreglar nuestro espacio y dejar que cada quien tenga el suyo como mejor le plazca... Entender que lo que para uno es muy bueno, quizá para el otro no lo sea... Aceptar que cada quien hace de lo suyo lo deseado... Aceptar que si algo ajeno no nos gusta, la solución no es intentar cambiarlo, total que no nos corresponde y no es parte de nuestras injerencias... He allí lo necesario.