sábado, 2 de enero de 2010

Lograr nuestras metas

A veces es complicado subir a la colina de nuestras metas. Desde que somos niños, trazamos un mundo lleno de muchas expectativas y éstas, en algunos casos, se van truncando bien porque no se nos dio el cúmulo de conocimientos y herramientas para lograrlas o bien porque nuestra vida dio un vuelco inesperado que cerró temporalmente nuestras vías.

Pero crecemos y maduramos. Y en nuestro nuevo camino, debemos aceptar que las culpas ajenas ya no tienen cabida: Cuando tenemos cinco años, si no hay alimento, la culpa o responsabilidad es de nuestros padres o tutores. Pero de adultos, los únicos responsables somos nosotros.

Quiero decir, que culpar a otros por nuestra vida adulta, es simplemente una evasión de nuestra propia responsabilidad. Porque cuando crecemos, ganamos la capacidad y el derecho de decidir  y actuar en función a nuestros intereses... Se hace cómodo culpar a otros cuando la verdad, es que en nuestras manos está el poder del cambio.

Nunca podremos afirmar que la vida es tan fácil como para no tener contratiempos. Pero si podemos afirmar sin temor a equivocarnos, que todo lo que hacemos o dejamos de hacer, se convierte en causa directa tanto de nuestros logros y éxitos (todos grandiosos por naturaleza, ya que no hay logro pequeño)  como de nuestros pequeños o grandes fracasos.

El tiempo puede ser el gran aliado de nuestras metas siempre que lo aprovechemos al máximo. Y a veces hay que ser un poco egoísta en esto: Se puede esperar por otros pero no tanto como para dejar pasar nuestras oportunidades. Y de allí que podamos afirmar que tiempos pasados, no vuelven. Y eso, es una gran verdad.

Es importante romper los viejos paradigmas que hemos adquirido y aplicar lo que Einstein decía: "Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo"... Es decir, si queremos que algo cambie, debemos cambiar primero nosotros, dejando de hacer lo de siempre y haciendo entonces lo necesario. En pocas palabras, para lograr metas, debemos no solo trazarlas sino obrar en función a lograrlas.

Paradigma, pregunta, acción!!!

accion Nuestra percepción de los hechos, marca nuestras actitudes. Esos, son los paradigmas a romper, esos hechos que ya no son excusables y que ahora de adultos, podemos cambiar. Las alternativas son una opción que podemos darnos. Para ello, basta preguntarnos “¿qué podemos hacer al respecto”? y darnos las posibles respuestas, que sean realistas y genuinamente alcanzables. Esas opciones, serán las que impulsen las acciones a tomar para cambiar nuestra realidad… No nos neguemos a ellas bajo la excusa de un “no puedo”. No nos fijemos metas inalcanzables ni acciones imposibles. Seamos realistas y logremos entonces esos ideales a través de nuestro esfuerzo y constancia.

Veamos un ejemplo muy sencillo:

Paradigma

Pregunta

Acción

Le temo a los perros porque de pequeño uno me mordió.

¿Qué puedo hacer para superarlo? ¿Son todos los perros agresivos?

Podemos empezar acariciando cachorros en una tienda de mascotas o bien leyendo sobre estos animalitos. Nos sorprenderá saber que son fieles, que sienten miedo al igual que nosotros. No todos los perros muerden y cuando lo hacen, suele ser por miedo. Jugar con un cachorro nos enseña a ver la parte hermosa de ellos. Podemos luego avanzar asistiendo a centros de enseñanza canina. Ver que ellos aprenden y se pueden controlar. Quizá hasta terminemos queriendo tener como compañero a un can!!!

Veamos ahora algunos ejemplos más complejos y que se basan en nuestros mayores temores como humanos:

Paradigma

Pregunta

Acción

Cuando era pequeño, no me dieron la posibilidad de estudiar. Por eso no soy profesional… Además, como no me enseñaron bien, no tengo opciones laborales

¿Qué puedo hacer para solventarlo?

Podemos empezar estudios; bien sea pagándolos con el fruto de nuestro  trabajo o bien, estudios gratuitos e incluso, usando libros sean propios o ajenos, en casa o una biblioteca, a través de Internet u otros….

Mis padres no me amaron, por eso los odio

¿Ese odio me sirve para algo positivo? ¿Debo callar o decir lo que siento?

Como no me hace sentir bien ese odio, debo aprender a perdonar, entender que a veces nuestros padres repitieron también un mal patrón que a su vez ellos también recibieron. No somos “nuestros padres”, somos seres nuevos. Podemos ser mejores, no necesitamos culpar. A veces podemos hablar con esos padres y hacer las paces, sin embargo no siempre estos padres aceptan sus errores y en ese caso, vale entender que ellos no son perfectos y que podemos superarlo sin necesidad de ofender o pelear con ellos. Si no se puede solventar,la mejor opción es la distancia.

No puedo perdonar

¿No puedo? ¿Realmente he intentado perdonar?

Cuando algo me impide perdonar, se que estoy en presencia de un miedo. ¿A qué le temo? ¿Al rechazo? ¿Al amor? Entonces debo vencerlo. Puedo rodearme de gente, aprender de quienes admiro, imitar lo que me gusta hasta hacerlo parte de mi forma de ser en forma genuina y sincera. Debo enfrentar lo que no puedo o quiero perdonar y aceptarlo como algo modificable. Debo entender que perdonar, no es “poner la otra mejilla” sino liberar el dolor que me produce y entender que ya no es mi realidad. Debo si, apartarme de eso que me lastima y superarlo en mi tiempo perfecto. Debo darme el permiso a ser quien quiero ser…

 

rosa_luto  "No quieras estar afectado porque cosas contradictorias se presenten a ti en mis tratados; comprenderás que la rosa no se encuentra sin espinas".

- Alexander Sethon  -