miércoles, 6 de enero de 2010

Círculos vivenciales

menina%20florCuando era niña, soñaba despierta con grandes aventuras. Yo era a veces la princesa del cuento y otras un ave, a veces un hada y a veces una hechicera. A veces la heroína y a veces la salvada. Pero soñaba siempre con lo mismo: Grandes y maravillosas aventuras en las cuales yo podía contra todo lo malo y ganaba.

Ahora, a mis cuarenta años, se que esas historias se hicieron realidad en muchas formas y con muchos matices. Grandes vivencias y grandes victorias, a veces grandes equivocaciones y grandes golpes. Pero de todos he aprendido una cosa importante: No podemos dejar de soñar. Porque los sueños sientan las bases de nuestras acciones.

La vida es el gran círculo de vivencias en las cuales iniciamos caminos y los concluimos a bien si nos empeñamos en ello. Es fácil errar y a todos nos ha pasado. También - y créanme que lo digo con una experiencia real en ello - es sencillo continuar. No importa cuanto nos cueste, es sencillo, porque cuando creemos que algo nos es difícil o negativo, basta ver a nuestro alrededor y darnos cuenta que nuestras cruces son mucho más pequeñas que las cruces de otros.

Siempre he dicho que la vida es un pañuelo. Todos nos encontramos en este gran ciclo de la vida una y otra vez, unas veces estando "arriba" y otras "abajo". Pero siempre, siempre, en este u otros planos, en esta u otras vidas, nos encontramos. De allí, la importancia de cerrar ciclos, de no dejar que se nos salga de control la vida. De no hacer cosas que nos generen karmas. Porque de una u otra manera, volveremos a pasar por ese sentimiento o punto o evento. Y en ese instante será de suma importancia saber usar lo aprendido. Caso contrario, estamos destinados a "repetir" capítulos insolutos de nuestra existencia hasta comprender y aplicar el conocimiento requerido para evolucionar.

También siempre he dicho que todo sucede como debe y todo nos deja un aprendizaje y por ende un crecimiento espiritual.

Hoy solo quiero darle gracias Dios por haberme dado la oportunidad de vivir las mayores pruebas, a veces en pie y otras de rodillas, porque de todas esas grandes pruebas de valor y humildad,  se aprende. Incluso si las hemos de repetir varias veces por no haber concientizado lo necesario...

Hoy aprendí que aún hay mucho que aprender...