Cuando una relación inicia, muchas emociones se presentan. Emociones como alegría, cariño, deseos casi fortuitos, ilusiones, miedos, inquietudes, curiosidad... Son muchas las cosas que se cruzan por nuestra mente y en casi todos los casos, culmina con la pregunta casi necia que intimida… “¿Qué piensa esta persona de mi?…¿Qué espera y qué busca?… ¿En verdad me gusta?… ¿en verdad le gusto?
No importa cuánto se converse, estas preguntas siempre surgen porque hay temores sobre el grado de aceptación que la otra persona tiene de nosotros.
Es normal esta duda inicial, porque básicamente una relación inicia en el punto en el cual se está conociendo como pareja a la otra persona.
Estas emociones, maduran con el tiempo. Pero la sensación de la emoción, lo que llamamos sentir “maripositas en el estómago” no tiene por qué perderse. Hay formas de mantener viva la relación de pareja a ese nivel.
¿Cómo?
Ser honestos. Sin eso, no hay posibilidad de avance. La honestidad inicia con verdades pero debe continuar con fidelidad, respeto y aceptación de límites ajenos. Es decir, no trasgredir los límites de la pareja. Ser honesto implica el respeto incondicional a la intimidad de la otra persona y de la propia. Ser honesto es actuar de forma tal, que no haya nada por lo cual tarde o temprano, debamos bajar la mirada…
Lograr buenos niveles de comunicación. Recordemos que la conversación hace nacer las ideas también… Hablar como amigos, como amantes, como novios, como enamorados, como conocidos. Hablar sobre todo tema que sea de interés. Comunicarse con los gestos en positivo, la expresión corporal, comunicarse con caricias, comunicarse con cualquier detalle o gesto… Una pareja que no cultiva la comunicación, está destinada a encasillarse en pocas rutinas.
Reírse. Una pareja que no aprende a reír junta, termina buscando diversiones en otras personas y esto, pone en riesgo la relación…
Juguetear. No se trata de simples diversiones ocasionales. Se trata de que cada día, se intente avivar la alegría y la diversión entre ambos. ¿Cómo?… usando la imaginación. Hace unos meses leí un artículo muy interesante en el cual una pareja muy unida decía que habían diseñado y jugado juegos que se adaptaban a sus gustos incluyendo el famoso Twister y que al jugarlo, le agregaban sus propias reglas. Este juego implica contacto físico, además de presentar posiciones que rompen esquemas y que por ende vencen la timidez. Igual hay otros juegos para parejas, por ejemplo, “Penitencia”. Lo importante es que sea del agrado de ambos!!!
Coquetear. Si para conquistar a esa persona hemos usado nuestros encantos más insólitos que van desde gestos hasta palabras que se disfrazan de inocentes… ¿por qué no seguirlo haciendo?. Hay que arreglarse, mantenerse atractivo para la otra persona. Averigua qué le gusta y sorpréndele!!! Incluso un gesto sugestivo, el juego de la seducción natural entre dos personas, en fin, hay muchas maneras de coquetear porque no podemos dejar por seguro que gustamos, eso hay que avivarlo.
Afianzar roles. A las mujeres nos encantan los hombres que saben ser caballeros y a los hombres les encantan las mujeres que saben ser damas, entonces seámoslo. Nada peor que una mujer que no explote su feminidad ante un hombre o un hombre que no sepa ser un caballero!!! El hombre según la mayoría de las mujeres, debe demostrar caballerosidad, galantería, virilidad a toda prueba, cierto nivel de insistencia sin invadir el nivel de aceptación de su pareja, debe ser protector incluso en forma emocional pero a la vez dejar espacio. La mujer, según muchos caballeros, debe ser sutil, femenina, discreta y agraciada en su forma de ser; cariñosa y seductora, ser decidida e independiente, sobre todo en lo emocional… vamos a explotar esas características!!!
Seducir. Una palabra, un gesto, alguna seña por muy sutil o descarada que sea, en una pareja hacen milagros. Con el tiempo y la confianza, la seducción se hace arte porque evoluciona. Lo primordial, es no limitarse. Ser según se desea. Y sentirse cómodo con ello. Se trata de asumir distintas opciones para no caer en rutinas. Asumir un rol diferente cada cierto tiempo, es excelente opción. Porque hay que saber sorprender, para que la otra persona no esté siempre a la espera de una misma señal.
Mantener una intimidad satisfactoria. No hablo simplemente de sexo, sino de todo lo que conlleva la intimidad, desde un abrazo o un beso hasta el sexo mismo. Hay que variar y hay que vencer la timidez. Hay que respetar los límites de cada uno. Hay que saber que existen momentos en los cuales no basta un beso y otros en los cuales no se requiere pasar de él. En todos los casos,el truco es conocer a tu pareja, conocerte a ti mismo y saber complacer y buscar la propia satisfacción. Para ello, a veces hay que ceder y obtener así ambos, placer. Alguien una vez comentaba en un artículo, que se trata de lograr el justo balance entre el deseo propio y el de la otra persona. Es importante saber también, que lo que hoy nos parece inmoral puede no serlo mañana o bien lo que nos gustaba hoy, puede no gustarnos mañana….
Auto-aceptación. Esto es un punto crítico en el caso de las mujeres. Tendemos a vernos en el espejo y criticarnos duramente… Gorda, flaca, alta, baja, el cabello, el maquillaje, los dedos… criticamos hasta decir basta y no nos damos cuenta de que lo que somos, no es solo cuerpo. Y que de nada sirve tremendo cuerpo si no hay tremenda actitud. Basta ver cuántas chicas pasaditas de peso dejan su estela sensual y hacen que las miradas de muchos caballeros les persigan!!! Entonces, dejemos a un lado el complejo. No es el cuerpo, sino la actitud con la cual lo lucimos. Hay que recordar que para todo, si, TODO, hay público. Además, ¿acaso no podemos entender que la otra persona nos está queriendo tal y como nos ve?…
Todo lo demás,vendrá como consecuencia que lo anterior!!! Lo importante es aplicar el famoso dicho “Hay que quererse uno mismo, para que otro te quiera” !!!
