
El amor es un sentimiento muy intenso que genera no solo cambios físicos sino también emocionales. Hay muchos estudios sobre esta palabra tan amplia que a pesar de ser sentida por casi todos, casi nadie entiende.
Conseguir amor hoy día no es tan sencillo. Ir a fiestas y reuniones donde podemos encontrar una pareja, ya no es algo tan común, especialmente cuando tenemos más de 25 años y se inicia una vida llena de responsabilidades que consumen tiempo que antes estaba disponible para flirtear libremente.

Inclusive, publicando un simple anuncio clasificado, podremos conocer personas en cualquier lugar del mundo.
Una vez que se conoce al grupo de personas de interés, comienza un proceso de selección para dar con la posible pareja de nuestros sueños. Y aquí empiezan los problemas. Porque nos empezamos a guiar por patrones distintos a los que una verdadera relación requiere:
Nos admiramos no de la persona sino de sus correos (que dicho sea de paso, puede que no los haya escrito sino copiado de alguna página). Correos que pueden ser sumamente ingeniosos, filosóficos, pero a la final son solo palabras y que para ser creíbles, requerirían ser soportados con la verdad del mundo real.
Especialmente las mujeres tenemos mayor tendencia a “caer” en las muy amplias redes que lanzan algunos hombres en la Web. Un correo repetido a muchos destinatarios y a al espera de que alguna dama responda receptivamente y cuyo contenido sea exactamente lo que queremos escuchar de un hombre, eso es un gran anzuelo.
El riesgo mayor es enamorarse de una persona virtual. Alguien a quien no conocemos realmente y que por cámara puede verse muy bien, pero no podemos a través de una imagen saber cómo es realmente. Para saber cómo es una persona, hay que verla, escucharla, olerla, sentirla. Poder darnos cuenta de si nos presta atención o no, si entiende nuestras necesidades o no. Escucharle hablar de sus relaciones pasadas para ver si es una persona con tendencia a relaciones negativas, etc.


Sabemos que la mentira subsiste también en el mundo físico pero en éste, es mucho más sencillo detectar las situaciones, quizá por aquello de la “química” entre dos personas, o por ese sexto sentido que nos alerta o porque las cosas pueden ser sumamente evidentes.

El amor virtual es una realidad innegable. Existe y puede ser muy placentero. Llegar inclusive al sexo virtual sin el riesgo de una enfermedad venérea ni embarazos no deseados. Pero cuando hay mentiras de por medio, el problema es tan real como si la relación fuese física.
Una infidelidad, sea física o virtual, es eso, infidelidad. Y para la pareja ofendida será simplemente imperdonable en la mayoría de los casos. Son muchos los casos en los que una persona comienza a ser infiel virtualmente y termina dañando su relación real por no prestarle atención ya que se estresa en el mundo real mientras que en el virtual no hay responsabilidades.

Es bueno que luego de unos correos, chat y afines, se conozcan en persona los involucrados, obviamente tomando precauciones, tales como no citarse en sitios solos ni alejados o inaccesibles, no beber alcohol en las primeras citas y si lo haces, procura estar presente cuando el camarero sirve el trago y no dejar de vigilar el vaso ya que colocar una droga en él, sería muy sencillo. Son precauciones que se toman con toda persona que estás conociendo, sin importar cómo la conoces.
Algo importante es no caer en confianzas excesivas. Si eres reservado con la gente en tu mundo físico ¿por qué no serlo con las de tu mundo virtual? Hay un dicho simple que dice “Se es dueño de lo que no se dice y esclavo de lo que se dice”.
