Hace un par de días escuché a alguien quien ocupa un muy alto cargo en una empresa, discutiendo porque emitió una orden y la misma no fue cumplida a cabalidad.
Me llamó la atención su alegato:
“Aquí la gente no hace lo que se le dice. Quieren hacer lo que les viene en gana y no LO QUE YO DIGO”
Creo que muchas veces cometemos el grave error de creernos dueños de la verdad y de la razón. Es riesgoso pensar que se debe hacer lo que uno dice y no lo que realmente debe hacerse.
¿Se habrá esa persona detenido un instante para preguntarse el por qué el empleado no cumplió lo ordenado? ¿Tal vez la otra persona no comprendió? ¿O si lo comprendió y creyó hacer lo correcto? ¿Lo analizó y se dio cuenta de que su jefa estaba errada y obró según razón y no según orden recibida?
Mi punto es que antes de creernos dueños de la verdad, hay que creernos dueños del error. Razonar, escuchar, analizar… Las órdenes que emitimos no siempre son las acertadas y aunque lo fuesen, no siempre se comprenden.
Un buen jefe no es el que más manda ni el que más fuerte grita ni el que más alharaca arma.. un buen jefe es el actúa de forma objetiva, calmada, razonada, asertiva, que escucha, analiza y empatiza, el que se hace entender sin necesidad de parecer un psicópata amenazador y mucho menos el que extiende el poderío.. bien dicen que la violencia es el arma de quien no tiene razón… Y las alharacas, son formas de violencia malcriada...
Digamos que son pequeñas lecciones que aprendemos en segundos cuando nos dedicamos a observar a nuestro alrededor.
